CUANDO TU ACTITUD CAMBIA, EL ENTORNO CAMBIA
Todavía nos queda mucho camino por recorrer en la forma de
hacer negocios con respecto a los países de habla inglesa. Y aquí entramos en
una cuestión que a mí me llama mucho la atención y que tiene que ver con mi
campo de trabajo: la forma de comunicar -y las palabras- como parte de la
creación y gestión de contenidos.
¿No te ha pasado más de una vez que, leyendo información en
inglés, no has podido evitar hacer clic en títulos que te han despertado enormemente la curiosidad tras la promesa de que vas a aprender algo? ¿Verdad
que si hubieras encontrado esa misma promesa en español o rumano quizás habrías
pasado de largo porque tu mente lo habría considerado de "vendehumos"
¨vinde gogosi¨ o incluso la magia del
título original habría desaparecido tras su traducción?
Debemos buscar respuestas a cuestiones culturales dentro del
ámbito lingüístico, pues muchas veces uno de los mejores filtros que tenemos
para medir nuestras diferencias es la lengua, las palabras que utilizamos. La
mejor definición de "lengua" que conozco es la que incluye la idea de
que las lenguas son el reflejo del pensamiento de un pueblo.
Y para ver cómo se reflejan en la lengua las diferencias
culturales, lo explicaré con un ejemplo: 4 palabras que son fundamentales en el
ámbito empresarial (en España, en EE. UU. y en cualquier lugar del mundo) y
que, según la lengua en que se expresen, adquieren un sentido u otro.
La palabra latina de la que proviene trabajo es tripalium,
que era un yugo con el que se azotaba a los esclavos; una tortura, ¿Entendemos
ahora por qué para nuestra cultura trabajar es un castigo y un sufrimiento? ;)
En el caso anglosajón, work (inglés antiguo) significa etimologicamente 'algo
que está hecho' (acción).
Negocio / Business
La palabra negocio proviene del latín nec otium, 'sin ocio',
es decir, el tiempo no dedicado a descansar, el tiempo dedicado a las
obligaciones. Sin embargo, en el caso del inglés la etimología de la palabra
business (inglés antiguo) proviene de 'estar ocupado', y fíjate que uno puede
estar ocupado en algo que le gusta, no necesariamente en algo que no le gusta;
por tanto, business no es en sí una palabra con connotaciones negativas como lo
es la latina.
Atención al cliente /
Customer service
La palabra atención (attentio en latín) significa 'hacer
caso a alguien', 'atenderlo', en el sentido de "escuchar"; mientras
que en la versión inglesa service tiene su origen en la palabra latina seruitium
('servidumbre'), que más tarde evoluciona como 'asistencia, ayuda'. A su vez,
la palabra cliente quiere decir 'protegido', mientras customer (que también
viene del latín) significa 'comprador' (y que conste que en lengua inglesa se
utiliza, con sus matices, tanto client como customer).
Saquemos nuestras propias conclusiones, pero queda bastante
claro dónde radica la acción: mientras unos "escuchamos al que
protegemos", los otros "actúan con el comprador". Por eso para
nosotros parece que el cliente sea de rango superior ("el cliente siempre
tiene la razón"). Y en relación con esto, ¿no te sorprende que algunos profesionales
consideren a sus clientes como a alguien al que protegen, como si fuese una
propiedad que defender para que otros competidores no se la quiten?
Gratis / Free

Aunque un 65 % del vocabulario inglés procede del latín, es curioso
ver cómo hay algunos términos que tienen connotaciones tan distintas -o que
incluso ni siquiera mantienen el concepto latino-. El paso siguiente sería
indagar en la historia -donde la religión seguro que juega un papel esencial-
para seguir buscando respuestas a esas diferencias culturales. Pero, Dios me
libre de mezclar a la Iglesia con los negocios.
Y la gran pregunta, volviendo a nuestra concepción de los
negocios:
¿podemos cambiar esa percepción que tenemos de los negocios
utilizando términos con connotaciones positivas para que no nos resulte tan
pesado abordar nuestro día a día?
La buena noticia, por cierto, que se utiliza mucho en
inglés- es que sí se puede. Todo esto empieza en nuestra mente, en cómo la vamos educando
y en cómo influimos en la percepción de los demás. Aparte de estas palabras, hay
muchas otras cotidianas que se pueden modificar para crear en ti una actitud diferente.
Por ejemplo, sustituir la palabra culpa por "responsabilidad"
en una situación en la que habrías tachado a alguien de culpable; o diles a tus
hijos que hagan "ejercicios"
en vez de "deberes". En
negocios modificar la palabra contrato
por ¨acuerdo¨ y la palabra firma por ¨autorización¨. Notaremos cómo poco a poco la distinta connotación
del término nos ayudará a percibir de forma más positiva aquello que tú y tu
entorno hacéis.
Los grandes cambios siempre empiezan con pequeños pasos, y
la lengua, que la utilizamos a diario, es uno de los mejores vehículos para el
cambio de actitud.
David Santos.